Con el control de la calidad de aire interior, logramos edificios saludables

Es probable que la pandemia tenga un impacto duradero en los procesos, gestión y operaciones de las organizaciones. Ante este panorama, las organizaciones se han visto en la necesidad de reevaluar sus procesos, entre ellos, invertir en la optimización de la calidad del aire interior de las instalaciones con el fin de lograr consolidarse como edificios saludables.   

De acuerdo con ASHRAE (asociación de tecnología para edificios, que cuenta actualmente con más de 57,000 miembros mundialmente, y está  enfocada en los sistemas de edificios, la eficiencia energética,  la calidad del aire interior y la sostenibilidad dentro de la industria), la transmisión del SARS-COV-2 por el aire es lo suficientemente probable como para que la exposición por vía aérea al virus deba ser controlada. 

Esta declaración, como la de las entidades gubernamentales de salud, indican que es prioritario realizar cambios en el funcionamiento de edificios, incluidos el de los sistemas e instalaciones de climatización, calefacción y ventilación pueden reducir las exposiciones por vía aérea.

Este tipo de servicios son ofrecidos por empresas como AFR, quienes se encargan de la revisión y medición de calidad del aire, e identificación del cumplimiento de la norma, con el fin de tomar medidas y mejorar las condiciones actuales. 

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